sábado, 3 de septiembre de 2016

Harry Potter y el Cáliz de Fuego

"Todo cambiará".

La saga Harry Potter continúa evolucionando con esta cuarta entrega, que tiene un argumento más oscuro y violento que las películas anteriores, mientras conserva el toque de cine de aventuras que estaba muy presente en las dos primeras películas de la saga y que se había perdido un poco en El Prisionero de Azkaban, la cual parecía más una película de autor que la típica superproducción. 

Harry Potter se dispone a comenzar su cuarto curso en Hogwarts, tras haber sido testigo de un ataque de los seguidores de Lord Voldemort durante los Mundiales de Quidditch, a los que había ido junto a sus amigos. Este año se celebra el Torneo de los Tres Magos, un importante evento que selecciona a estudiantes de tres escuelas de magia diferentes, enfrentándolos en pruebas que pondrán sus vidas en grave peligro. Cuando Harry es seleccionado para competir sin haberse presentado, y siendo demasiado joven para hacerlo, se ve obligado a enfrentarse a temibles desafíos, al tiempo que tiene horribles pesadillas sobre Voldemort, que está más cerca que nunca de regresar.

"Aunque venimos de diferentes lugares y hablamos diferentes lenguas, nuestros corazones laten como si fueran uno sólo".

Tras la negativa de Alfonso Cuarón a regresar para dirigir El Cáliz de Fuego, la silla de director pasa a Mike Newell, el primer director británico de la saga, conocido por su gran trabajo en Cuatro bodas y un funeral, que le valió un Premio BAFTA a la Mejor Dirección. Newell es un director muy diferente a Cuarón, pero en lo que a Harry Potter se refiere, mantiene algunas de las ideas que el director mexicano trajo a la saga. La paleta de colores es heredera de la de El Prisionero de Azkaban, si bien Newell no renuncia al característico color de las dos primeras películas. Su estilo es algo intermedio entre Chris Columbus y Alfonso Cuarón, oscuro y terrorífico a la vez que bello y colorido. 

Sin embargo, Newell fracasa creando la sensación de peligro que requerían las pruebas del Torneo de los Tres Magos. La acción es lenta en lugar de frenética y visceral. Tampoco tenemos escenas con efectos especiales innovadores como las tuvimos en anteriores películas (quidditch, bullet time). Tenemos más imágenes generadas por ordenador, y aunque son correctas y están bien logradas, en ocasiones te sacan totalmente de la película, como es el caso de la segunda prueba del Torneo, en la que Harry se enfrenta a multitud de demonios acuáticos. 

Newell acierta en manejar las emociones de los personajes. El montaje de la película es magnífico, capaz de mostrarnos un gran rango emocional sin perder el ritmo. Nuestros protagonistas entran en la adolescencia, y Newell sabe muy bien cómo quiere enseñarlo. En ocasiones me ha recordado a las películas de adolescentes de los años ochenta de John Hughes. También le vemos muy cómodo durante la parte final de la película, desde que tiene lugar la tercera prueba del Torneo. Me encantan sus planos durante las escenas del laberinto, y la confrontación final con Lord Voldemort es terrorífica. 

"Tiempos difíciles y oscuros nos aguardan. Pronto deberemos elegir entre lo que es correcto, y lo que es fácil".

Era de esperar que al realizar la adaptación del libro a la película, muchos conceptos y escenas quedaran reducidos e incluso desaparecieran, ya que el libro original de Harry Potter y el Cáliz de Fuego es casi el doble de largo que el de El Prisionero de Azkaban. Incluso Steve Kloves, que regresa para firmar el guión, dijo que pensaban realizar la película en dos partes, pero no encontraron la forma de dividir la historia. Afortunadamente, Kloves consigue un guión muy entretenido, que mezcla momentos de humor con momentos de auténtica tragedia. Tiene que ser muy difícil condensar un libro de 734 páginas en una película, pero se nota que Kloves conoce y entiende la historia a la perfección.

Dato curioso que cualquiera habrá visto, pero que me apetece comentar igualmente: la profecía con la que la Profesora Trelawney asusta a Harry en El Prisionero de Azkaban se cumple en esta película. Me encanta que las películas estén bien construídas y conectadas entre sí, aunque los directores sean distintos.

Un aspecto interesante de este filme es que, de nuevo, el mundo mágico se expande. Descubrimos que hay escuelas de magia más allá de Hogwarts, y conocemos muchos personajes nuevos e interesantes. Es admirable que estemos en nada más y nada menos que la cuarta entrega de una saga, y sigamos recibiendo historias novedosas, y de gran calidad. Otras sagas míticas en la historia del cine, como Star Wars o Indiana Jones, no pueden decir lo mismo.

El diseño de producción de Stuart Craig vuelve a ser impecable. Es una película con una escala mayor que las tres anteriores, por lo que la dificultad aumenta. Pero tanto Craig como la decoradora de escenarios Stephenie McMillan realizan un trabajo fantástico. El rediseño del Gran Comedor para acoger el evento del Baile de Navidad es precioso, y los decorados construidos para las tres pruebas del Torneo de los Tres Magos son impresionantes, especialmente en la tercera prueba, que sucede en un enorme laberinto. También me gusta mucho el diseño del cementerio en el que tiene lugar la confrontación final con Lord Voldemort. Han pasado once años, y sigue dándome escalofríos. 

"Los lazos de amistad que hemos formado este año serán más importantes que nunca".

El trío protagonista ha alcanzado la adolescencia, y es interesante ver cómo van creciendo tanto física como mentalmente. Ron y Hermione comienzan a sentirse atraídos, y Harry encuentra el amor por primera vez en una estudiante de Ravenclaw llamada Cho Chang, interpretada por Katie Leung. Es algo que no habíamos visto antes, y que da pie a situaciones muy divertidas.

Siendo una historia tan grande en escala, es una pena que secundarios que brillaban en películas anteriores apenas tengan protagonismo en ésta. Hablo de Robbie Coltrane (Hagrid), o Alan Rickman (Snape), aunque sí llegamos a conocer un poco sobre el pasado del segundo. Tenemos algunas adiciones interesantes, como Brendan Gleeson (Alastor Moody) o el siempre inquietante David Tennant (Barty Crouch Jr.), aunque ambos quedan diluídos en un guión que no se centra demasiado en ellos. Hay que destacar la primera aparición de Lord Voldemort en carne y hueso, interpretado por un irreconocible Ralph Fiennes. Personalmente, en esta película Voldemort me resulta aterrador, y me dio muchas pesadillas cuando la fui a ver al cine con nueve años. 

Patrick Doyle sustituye a John Williams como compositor de la banda sonora, y aunque ésta no llega a ser tan icónica y mítica como la de Williams, realiza un trabajo muy sólido. Su música sobresale en la parte final de la película, tras la horrible muerte de cierto estudiante de Hogwarts.

"Ha vuelto. Voldemort ha vuelto".

Con Harry Potter y el Cáliz de Fuego tenemos una película de aventuras muy bien construída, con un gran equilibrio entre aventuras, drama, humor, misterio, y terror. Mantiene los impecables valores de producción y reparto característicos de la saga, y nos proporciona una buena dosis de entretenimiento durante las casi dos horas y media de duración. 

Esta semana me vuelvo a ir de viaje, aunque tengo alguna reseña preparada para no tener que estar otra semana sin subir ninguna entrada al blog. Se acerca el inicio del curso, y ya voy anunciando que durante el mismo no subiré una entrada diaria, como venía haciendo durante las vacaciones. Estoy pensando en si subir únicamente una o dos entradas por semana, o en si simplemente escribir una reseña cada vez que vea una película, y tenga tiempo suficiente para hacerlo. Un saludo.


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