"Juro solemnemente que ésto es una travesura".
Justo cuando más lo necesitaba, llegó el cambio de aires a la saga de Harry Potter. La Cámara Secreta seguía manteniendo el encanto y el impecable valor de producción de la primera película, pero era tan similar a ésta última, que comenzaba a presentar ciertos síntomas de agotamiento.
Afortunadamente, ésto cambió con la llegada del director mexicano Alfonso Cuarón, famoso anteriormente por ser director y escritor del aclamado drama Y Tu Mamá También. Cuarón dejó huella con su estilo maduro, inteligente, y sofisticado, lejos de la fantasía enfocada al público infantil de las dos primeras películas. Cuarón fue capaz de entregarnos la que, para mí, es la mejor película de la saga.
En su tercer año en Hogwarts, Harry y sus amigos tienen que enfrentarse a peligros que jamás han conocido antes. Pronto descubren que un peligroso asesino, aliado de Lord Voldemort, ha escapado de la fortaleza de Azkaban, y va directo hacia Hogwarts para cumplir con su objetivo: matar a Harry Potter. Para atraparlo, Azkaban ha mandado decenas de dementores, siniestras criaturas con las que nuestros protagonistas tendrán más de un encuentro peligroso. Una vez más, Hogwarts se convierte en un lugar peligroso y misterioso, en el que nada es lo que parece.
"Uno puede encontrar la felicidad incluso en los tiempos más oscuros, si tan sólo se acuerda de encender la luz".
El gran acierto de Alfonso Cuarón es centrar su atención en el desarrollo de los personajes, creando un filme con identidad propia, algo de lo que carecían las dos anteriores películas. Harry Potter y el Prisionero de Azkaban es una producción de alto presupuesto, y a la vez, es una película muy personal y completa, que se centra en los pequeños detalles para conseguir un conjunto de gran calidad. El lenguaje visual de Cuarón es rico y complejo. con excelentes planos que nos permiten admirar la belleza de las escenas que ha construído. Utiliza con frecuencia planos secuencia que atraviesan cristales de ventanas, un recurso que me pareció muy atractivo. También me parece interesante su obsesión con mostrarnos el reflejo de los personajes frente a un cristal, un gran ejercicio de construcción de personajes.
También es curioso el uso que realiza Cuarón de la técnica del bullet time (efecto bala) durante la divertida escena del Autobús Noctámbulo. Dicha técnica es, por ejemplo, la que utilizaban los hermanos Wachowski en Matrix, en la escena en la que Neo realiza movimientos sobrehumanos, a cámara lenta, para esquivar una serie de balas de pistola que han enviado contra él. Consiste en alterar el espacio y el tiempo de la escena, utilizando recursos como variar el ángulo de la cámara, o moverse por la escena a velocidad normal, mientras todo lo demás se mueve a velocidad mucho más lenta. Una forma muy ingeniosa (y visualmente innovadora para la saga) por parte de los responsables de la película de resolver la difícil escena del autobús.
El Prisionero de Azkaban es una película mucho más madura, y oscura. En ocasiones, se asemeja más a una película de terror, que a una de fantasía. La presencia de los dementores pone los pelos de punta, especialmente, en la que es para mí la mejor escena de la película. Se trata de la primera aparición de estas criaturas, que sucede en el interior del tren que viaja hacia Hogwarts. Otra escena muy inquietante es la transformación de cierto profesor en hombre lobo. Aunque los efectos especiales están pasados de fecha, y cantan bastante, el diseño, el juego de luces y sombras, y la música, crean una gran sensación de peligro.
"Los dementores nos hacen revivir nuestros peores recuerdos. Nuestro dolor se vuelve su poder".
En esta tercera entrega de la saga, asistimos a otro rediseño de Hogwarts y sus alrededores, acercándose la versión final de la mítica escuela. El diseñador de producción, Stuart Craig, incorpora monolitos de piedra de estilo celta, y paisajes escoceses, que consiguen darle más realismo, y alejarse de la fantasía que dominaba el diseño de las anteriores películas.
Incluso la escena del quidditch es diferente, acorde con el estilo de la película. La escena es corta y de menor escala que en películas anteriores. Cuarón sitúa la acción lejos del campo de quidditch, y bajo una peligrosa tormenta, con dementores sueltos cerca de los jugadores de ambos equipos, llenando la escena de tintes azulados, y distanciándose de lo que nos mostraba Chris Columbus en anteriores entregas.
Steve Kloves regresa para escribir el guión. Esta vez, es un guión más completo, con diálogos más inteligentes y fluidos. Ser completamente fiel al libro original deja de ser una obsesión, consiguiendo un guión mejor, y más apto para el lenguaje cinematográfico.
"Sangre inocente será derramada, y siervo y señor se reunirán una vez más".
El trío protagonista crece en edad y en madurez interpretativa. Daniel Radcliffe destaca como un Harry Potter que muestra muchos más sentimientos y emociones que en las anteriores películas. Emma Watson también está muy inspirada, interpretando a una Hermione más madura y decidida, muy diferente de la niña que conocimos en Harry Potter y la Piedra Filosofal. A los ya habituales miembros del reparto, se añaden varias elecciones estelares: Michael Gambon interpretando a un Albus Dumbledore más imponente, Gary Oldman como el despiadado y espeluznante asesino Sirius Black (de lo mejor de la película), David Thewlis como el misterioso Remus Lupin, y Emma Thompson como la excéntrica profesora Sybill Trelawney.
John Williams realiza aquí su último trabajo para la saga de Harry Potter. Williams entiende perfectamente lo que el director quiere transmitir, y entrega una banda sonora más madura, con multitud de temas nuevos. Musicalmente, es más oscuro, e incorpora influencias medievales en la instrumentación. Mi tema favorito de esta película es "Forward to Time Past". Me encanta ese tic-tac que suena durante la canción, indicativo de que el tiempo se les acaba a nuestros protagonistas.
"Travesura realizada".
Esta película supone un gran paso adelante para la saga. Tiene una dirección mucho más sólida, es visualmente espectacular, y presenta un reparto que crece cada vez más en talento. Es una pena que Cuarón no regresara para dirigir la siguiente entrega, ya que Harry Potter y el Prisionero de Azkaban es la mejor película de la saga. Jamás me cansaré de verla.
Por cierto, esta semana me retiro a las fiestas de Tarazona, y no voy a tener ni ordenador, ni internet. Volveré el sábado, tres de septiembre, con más opiniones sobre las películas que vaya viendo. ¡Un saludo!